SARA MARTÍN MAESTRO

27.01.2013 23:40

 

Llegó a casa ; abrió la puerta silenciosamente y entró con paso lento hasta el cuarto . Dejó la vieja ropa al lado de la cama ; tenía un ligero olor a perfume de mujer . Pude ver sus ojos enrojecidos e inquietantes , sin punto fijo , con una gran sonrisa poco propia de él , el pelo alborotado y con alguna cana de más ; sus manos no paraban de temblar y tosía fuertemente . Parecía nervioso . Estaba nervioso . Se tumbó en la cama , sin prisa , metiendo sus fríos pies debajo de la sábana , sábana que le cubría hasta su enorme panza redonda en la que en su tiempo había habido unos buenos abdominales , se durmió en una décima de segundo ; Siempre fue dormilón y perezoso . Le acaricié su áspera barba y le besé en los labios , marcados por un dulce sabor a ron . Sabía de dónde venía , pero prefería guardármelo para mí , como hacía desde hace cinco tristes años.